Por las mañanas del finde, no es bueno entrenar duro [Mandy]

Llevaba unos vaqueros ajustados, una camiseta rosa con un escote de pico y unas deportivas blancas. Iba caminando por el instituto, había llegado pronto porque ese día mi padre me había llevado en coche. Llegué al campo de futbol y vi a Paul entrenando, se ponía muy mono cuando se concentraba, sonreía, me acerqué a él y le abracé por la espalda, me encantaba hacer eso.

Sonreí con sinceridad, adoraba a Paul, era muy majo y estaba muy bueno - No mientas, que sé que solo yo soy capaz de abrazarte así - le dije riendo - Es que me gusta abrazar a chicos guapos - dije con una sonrisa seductora - ¿No crees que es muy temprano para entrenar? - le pregunté curiosa mientras ponía cara de una niña cuando no comprende algo.

Sonreí al ver que me miraba a los ojos - Que sepas que eres uno de los chicso más guapos que conozco - dije mientras le acariciaba la cara con suavidad - ¿De verdad crees que soy guapa? - dije poniendo cara de niña ingenua.

-Eres muy buen deportista - le dije sonriente, era cierto él se tomaba el futbol muy en serio - Te envidio - dije para luego suspirar.

Sonreí al oír que pensaba que era guapa, eso yo ya lo sabía pero me gustaba oirlo sobre todo cuando Paul era el que lo decía - Claro que iré a correr contigo, estoy segura de que será divertido - dije sonriente - ¿Vendrás algún día conmigo a la piscina? - le dije mirandolo suplicante mientras lo abrazaba con más fuerza.

Le dí un pequeño golpe cuando dijo lo del bikini mientras me sonrojaba levemente. Cuando me abrazó de manera protectora no pude evitar emocionarme y sin dudarlo le di un beso en la mejilla - Eres un encanto - le dije con una dulce sonrisa dibujada en mi rostro, con él me sentía muy cómoda - A parte de ir a correr y la piscina tienes que venir conmigo a la discoteca y la playa - le dije casi como una orden - Me encantaría verte en bañador - le dije mientras le acariciaba el cuello con suavidad.

Sonreí cuando me dijo que era un encanto, me encantaba que em hicieran cumplidos - Quiero ir a la discoteca porque me apatece bailar contigo y pasarmelo bien - dije para luego sonreír ampliamente - Veo que te apetece mucho verme en bikini - dije riendo - Ya sé que no voy a ver nada que no haya visto antes pero es muy agradable verte en bañador o en boxers - dije mientras colacaba mi mano derecha en su nuca y comenzaba a jugar con su pelo.

Me encantaba Paul, era genial y además me sentía muy a gusto con él, iba a decirle que ya veríamos que iba a pasar pero entonces me di cuenta de algo - Dudo que acabemos en alguna de las casas, puedo ser ligona pero no me gusta que em usen como a un objeto de usar y tirar, tú no sientes nada por mí - le recrimine, estaba harta de que por ser coqueta se pensaran que podían acostarse conmigo, cierto era que ya me había acostado con Paul, pero es que era tan encantador que me confudía pero yo no quería ser la típica que se iba con todos. Me solté de su abrazo - Olvida todo lo que hemos hablado - dije molesta mientras me iba.

Se paró cuando lo escuchó hablar, se giró y lo miró mientras lo escuchaba, estba serio y eso no le gustaba, Paul siempre era agradable y cariñoso sobre todo con ella - Yo... - no sabía que decir, había metido la pata, en el fondo sabía que él no la veía como un objeto pero a ella se le había ido la cabeza - Lo siento, no sé porque he dicho eso - dijo mientras un par de lágrimas se resvalaban por sus mejillas, se sentía muy mal.

Paul se estaba comportando otra vez muy bien con ella - Lo siento es que soy idiota - le dije, no podía parar de llorar - Si se que tú no me ves como un objeto pero es que se me ha ido la cabeza - dije, intentando escusarme - Lo que pasa es que estoy harta de que la gente me vea como a una calienta braguetas y una chica fácil solo porque soy ligona - le explique - Soy estúpida - me dije a mí misma mientras seguia llorando.

Reí con ganas con su broma, recibí el beso en la frente con una sonrisa. Me limpie las lágrimas, sonreí y lo miré fijamente a los ojos, me encantaban los ojos de Paul - Eres un encanto - susurré de forma suave, me acerqué a él, alcé mis brazos para agarrarme a su nuca, me puse de puntillas y le di un suave beso en los labios, cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo me separé - Lo siento - me disculpé.

Reí divertida - Me encanta que te muestres tan natural conmigo - dije para luego sonreír, me sentía muy bien en ese momento, él era mi amigo y siempre me lo pasaba muy bien con él - Me alegro de que no lo hayas malinterpretado - dije aliviada, al oír lo último sonreír de forma traviesa - ¿Entonces te puedo dar un beso en los labios siempre que quiera? - dije mientras ponía cara de niña pequeña e inocente.

-Pues no me importaría dartelos cada día - dije con una sonrisa traviesa - Me gusta hacerlo - susurré - ¿Y que pasaría si no lo hubiera hecho como una amiga? - le pregunté, quería saber que me iba a responder asi que lo miré fijamente a los ojos y comencé a jugar con los pelos de su nuca mientras esperaba su respuesta.